Edad: Veinticuatro
«La buena memoria ha de ser un don diabólico, el castigo por el cual padecemos esta condena todos los días».
Estamos ante un joven cuyo desamparo le ha arrastrado hasta
los límites de la miseria. Perdió a su madre cuando era un niño, y fue abandonado
por su padre cuando cumplió los diecisiete. «La vida es demasiado corta,
espero que sepas perdonarme», rezaba en la nota que dejó a su hijo como
herencia junto al resto de sus bienes. Cuando Farg decide poner fin a su
ridículo existir, se encuentra con que el destino le ha dejado atrapado en el
tiempo, haciéndole revivir su angustia durante doscientos noventa y ocho años.
Es el protagonista de la historia, quien además de ser un hábil hechicero,
tiene una gran facilidad para encerrarse en sus pensamientos.
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